dissabte, 14 de maig del 2011

No es para llevar la contraria

Pero aunque no sea lo que opine mi entorno ni sea lo aceptado públicamente, tengo que confesar que con matices pero

- Estoy de acuerdo con los tiempos obligatorios para los partidos en los informativos de medios de comunicación públicos
- Estoy en contra de las listas electorales abiertas.

De entrada, estoy de acuerdo con mis colegas periodistas que al obligarles al conceder un tiempo fijado a cada partido, las informaciones no se rigen por criterios periodísticos. Cierto. También soy consciente de los problemas que crea en las redacciones de medios públicos tener que disponer de tanto personal para seguir a todos los candidatos, dejando las otras secciones sin personal.. y sin cubrir, negando a los ciudadanos el derecho a estar informados de todos los temas de interés, no sólo de los políticos. También sé que ocasiona situaciones complicadas al tener que ir calculando el tiempo en una entrevista en directo a un candidato. Hasta aquí de acuerdo con ellos. Sin embargo, los medios públicos no sólo han de regirse por criterios periodísticos sino que no deben olvidar que ante todo son un servicio público. Creo que en este caso se debe primar el deber de servicio público por encima del criterio periodístico. Si nos ponemos en el caso de que sólo prima el interés periodístico, como es el caso de las privadas, se corre el riesgo que los partidos que no son los dos predominantes nunca tengan espacio ni oportunidad de llegar a sus electores. O si tienes a candidatos que van montando un espectáculo o dando la nota con frecuencia, generando noticias con sus palabras o actitudes como un Berlusconi… el criterio periodístico hará que se primen estas informaciones más llamativas por encima del discurso sereno y coherente de otros partidos. Y por último, tengo plena confianza en los colegas de TV3 y Catalunya Ràdio (y seguramente en muchas emisoras y televisiones locales y comarcales de este país), aunque nunca se sabe cuando se empieza a torcer la profesionalidad periodística … sin embargo no puedo decir lo mismo de otras cadenas públicas. ¿Qué harían en Telemadrid si no se obligara a respectar unas reglas durante las elecciones? ¿Quién coparía los espacios informativos? ¿Y en Canal 9? Para evitar estas situaciones es por lo que se ponen estas normas. Y sí, pagan justos por pecadores, pero lo prefiero.

Sobre las listas abiertas. Estoy convencida que las listas abiertas favorecen un sistema democrático personalista, basado en el candidato más popular y no en los programas electorales, en la ideología del partido. Las listas abiertas podrían llevar a que el candidato más simpático, elocuente o popular (¿por salir en la tele?) fuera el más votado por ser el más conocido frente a otro que tal vez es más discreto y menos popular, pero más preparado para el puesto. En una lista larga de candidatos, seguramente todo el mundo votaría al que más conoce. Y así, la carrera sería ser el candidato más conocido. Los medios para lograrlo podrían pasar por tener más dinero para invertir en campañas de comunicación. También podría llevar a hacer fichajes de candidatos por su popularidad. Ya lo hemos visto en las pasadas elecciones autonómicas con algún fichaje de una estrella porno o de una Frisi (Carmen de Mairena). En serio, qué nos alejaría de fichar a Belén Esteban para nuestro partido y convertirla en presidenta del Gobierno. Y vuelvo al símil, pero es el mejor ejemplo: Berlusconi. El showman, el candidato más simpático. Sinceramente, yo prefiero votar a un partido, a un programa, a una ideología.




Para acabar diré que aunque siempre he creído en la máxima de Voltaire que “no estoy de acuerdo contigo pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”… creo que en democracia no todas las opciones políticas son válidas. Me indigna que la televisión pública catalana, y me consta que en otras comunidades pasa igual, ceda espacios gratuitos de propaganda electoral a partidos políticos de extrema derecha que fomentan el odio racial basando sus postulados en mentiras. Me revuelve el estomago que se utilicen los espacios públicos masivos para difundir esos mensajes contra los derechos humanos y los valores democráticos. Creo que debería de haber unos mínimos para emitir ciertos anuncios electorales que llegan a tantos miles de personas, y no todos sabrán distinguir la realidad de las mentiras